Liturgia de las horas

Vísperas

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

HIMNO 

Mas ¿por qué se ha de lavar
el Autor de la limpieza?
Porque el bautismo hoy empieza
y él lo quiere inaugurar.
 
Juan es gracia y tiene tantas,
que confiesa el mundo de él
que hombre no nació mayor
ni delante ni después.
 
Y, para que hubiera alguno
mayor que él, fue menester
que viniera a hacerse hombre
la Palabra que Dios es.
 
Esta Palabra hecha carne
que ahora Juan tiene a sus pies
esperando que la lave
sin haber hecho por qué.
 
Y se rompe todo el cielo
y entre las nubes se ve
una paloma que viene
a posarse sobre él.
 
Y se oye la voz del Padre
que grita:”Tratadlo bien:
escuchadle, es el Maestro,
mi Hijo querido es”.
 
Y así Juan, al mismo tiempo,
vio a Dios en personas tres,
voz y paloma en los cielos,
y al Verbo eterno a sus pies.
Amén.

SALMODIA

Ant. 1. Juan bautizaba en el desierto: predicaba que se convirtieran y se bautizaran, para que se les perdonasen los pecados.

Salmo 134
HIMNO A DIOS, REALIZADOR DE MARAVILLAS

I

Alabad el nombre del Señor,
alabadlo, siervos del Señor,
que estáis en la casa del Señor,
en los atrios de la casa de nuestro Dios.
 
Alabad al Señor porque es bueno,
tañed para su nombre, que es amable.
Porque él se escogió a Jacob,
a Israel en posesión suya.
 
Yo sé que el Señor es grande,
nuestro dueño más que todos los dioses.
El Señor todo lo que quiere lo hace:
en el cielo y en la tierra,
en los mares y en los océanos.
 
Hace subir las nubes desde el horizonte,
con los relámpagos desata la lluvia,
suelta los vientos de sus silos.
 
Él hirió a los primogénitos de Egipto,
desde los hombres hasta los animales.
Envió signos y prodigios
—en medio de ti, Egipto—
contra el Faraón y sus ministros.
 
Hirió de muerte a pueblos numerosos,
mató a reyes poderosos:
a Sijón, rey de los amorreos,
a Hog, rey de Basán,
a todos los reyes de Canaán.
Y dio su tierra en heredad,
en heredad a Israel, su pueblo.

Ant. 2. Yo os bautizo con agua; él os bautizará con el Espíritu Santo y fuego.

Salmo 134

II 

Señor, tu nombre es eterno;
Señor, tu recuerdo de edad en edad.
Porque el Señor gobierna a su pueblo
y se compadece de sus siervos.
 
Los ídolos de los gentiles son oro y plata,
hechura de manos humanas:
tienen boca y no hablan,
tienen ojos y no ven,
 
tienen orejas y no oyen,
no hay aliento en sus bocas.
Sean lo mismo los que los hacen,
cuantos confían en ellos.
 
Casa de Israel, bendice al Señor;
casa de Aarón, bendice al Señor;
casa de Leví, bendice al Señor;
fieles del Señor, bendecid al Señor.
 
Bendito sea en Sión el Señor,
que habita en Jerusalén.

Ant. Yo os bautizo con agua; él os bautizará con el Espíritu Santo y fuego.

Ant. 3. Apenas se bautizó Jesús, salió del agua y se abrió el cielo.

Cántico Cf. 1 Tm 3, 16
ALABAD AL SEÑOR, TODAS LAS NACIONES

R. Alabad al Señor, todas las naciones
 
Cristo, manifestado en la carne,
justificado en el Espíritu.
 
R. Alabad al Señor, todas las naciones
 
Cristo, contemplado por los ángeles,
predicado a los paganos.
 
R. Alabad al Señor, todas las naciones
 
Cristo, creído en el mundo,
llevado a la gloria.
 
R. Alabad al Señor, todas las naciones.

Ant. 3. Apenas se bautizó Jesús, salió del agua y se abrió el cielo.

LECTURA BREVE Hch 10, 37-38

Conocéis lo que sucedió en el país de los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo, aunque la cosa empezó en Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él. 

RESPONSORIO BREVE

V. Escucha, Señor, la voz de tu pueblo.
R. Escucha, Señor, la voz de tu pueblo.
V. Y ábreles una fuente de agua viva.
R. Escucha, Señor, la voz de tu pueblo.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Escucha, Señor, la voz de tu pueblo.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. El Salvador vino a ser bautizado para renovar al hombre envejecido; quiso restaurar por el agua nuestra naturaleza deteriorada y nos vistió con su incorruptibilidad.

MAGNÍFICT Lc 1, 46-55
ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
 
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
 
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
 
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
 
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El Salvador vino a ser bautizado para renovar al hombre envejecido; quiso restaurar por el agua nuestra naturaleza deteriorada y nos vistió con su incorruptibilidad.

PRECES

Roguemos a nuestro Redentor, bautizado por Juan en el Jordán, y supliquémosle, diciendo: 
 
Envía, Señor, tu espíritu sobre nosotros. 
 
Oh Cristo, servidor de Dios, en quien el Padre tiene todo su gozo, 
 envía tu Espíritu sobre nosotros. 
 
Oh Cristo, elegido de Dios, tú que no quebraste la caña cascada ni apagaste el pábilo vacilante, 
 compadécete de cuantos te buscan con sinceridad. 
 
Oh Cristo, hijo de Dios, a quien el Padre ha elegido como alianza del pueblo y luz de las naciones, 
 abre por el bautismo los ojos de los que no ven. 
 
Oh Cristo, salvador de los hombres, a quien el Padre ungió con el Espíritu 
Santo y envió para salvación del mundo, 
 haz que todos los hombres te conozcan y crean en ti para que así obtengan la vida eterna. 
 
Oh Cristo, esperanza nuestra, que llevas la luz de la salvación a los pueblos que yacen en las tinieblas de la ignorancia, 
 recibe junto a ti, en tu reino, a nuestros difuntos. 

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad  en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.

ORACIÓN

Dios todopoderoso y eterno, que en el bautismo de Cristo, en el Jordán, quisiste revelar solemnemente que él era tu Hijo amado, enviándole tu Espíritu Santo, concede a tus hijos de adopción, renacidos del agua y del Espíritu Santo, perseverar siempre en tu benevolencia. Por nuestro Señor Jesucristo.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

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