Hora Intermedia
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R.Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
HIMNO
El mundo brilla de alegría.
Se renueva la faz de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Ésta es la hora
en que rompe el Espíritu
el techo de la tierra,
y una lengua de fuego innumerable
purifica, renueva, enciende, alegra
las entrañas del mundo.
Ésta es la fuerza
que pone en pie a la Iglesia
en medio de las plazas
y levanta testigos en el pueblo,
para hablar con palabras como espadas
delante de los jueces.
Llama profunda,
que escrutas e iluminas
el corazón del hombre:
restablece la fe con tu noticia,
y el amor ponga en vela la esperanza,
hasta que el Señor vuelva.
Ant. l. La ley del Señor alegra el corazón da luz a los ojos.
SALMO 18B
HIMNO A DIOS, AUTOR DE LA LEY
Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto (Mt 5,48).
La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye al ignorante.
Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos.
La voluntad del Señor es pura
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos.
Más preciosos que el oro,
más que el oro fino;
más dulces que la miel
de un panal que destila.
Aunque tu siervo vigila
para guardarlos con cuidado,
¿quién conoce sus faltas?
Absuélveme de lo que se me oculta.
Preserva a tu siervo de la arrogancia,
para que no me domine:
así quedaré libre e inocente
del gran pecado.
Que te agraden las palabras de mi boca,
y llegue a tu presencia el meditar de mi corazón,
Señor, roca mía, redentor mío.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. La ley del Señor alegra el corazón y da luz a los ojos.
Ant. 2. Se levantará el Señor para juzgar a los pueblos con justicia.
Salmo 7
ORACIÓN DEL JUSTO CALUMNIADO
Mirad que el juez está ya a la puerta (St 5, 9).
I
Señor, Dios mío, a ti me acojo,
líbrame de mis perseguidores y sálvame,
que no me atrapen como leones
y me desgarren sin remedio.
Señor, Dios mío: si soy culpable,
si hay crímenes en mis manos,
si he causado daño a mi amigo,
si he protegido a un opresor injusto,
que el enemigo me persiga y me alcance,
que me pisotee vivo por tierra,
apretando mi vientre contra el polvo.
Levántate, Señor, con tu ira,
álzate con furor contra mis adversarios,
acude, Dios mío, a defenderme
en el juicio que has convocado.
Que te rodee la asamblea de las naciones,
y pon tu asiento en lo más alto de ella.
El Señor es juez de los pueblos.
Júzgame, Señor, según mi justicia,
según la inocencia que hay en mí.
Cese la maldad de los culpables,
y apoya tú al inocente,
tú que sondeas el corazón y las entrañas,
tú, el Dios justo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Se levantará el Señor para juzgar a los pueblos con justicia.
Ant. 3. Dios es un juez que salva a los rectos de corazón.
II
Mi escudo es Dios,
que salva a los rectos de corazón.
Dios es un juez justo,
Dios amenaza cada día:
si no se convierten, afilará su espada,
tensará el arco y apuntará.
Apunta sus armas mortíferas,
prepara sus flechas incendiarias.
Mirad: concibió el crimen, está preñado de maldad,
y da a luz el engaño.
Cavó y ahondó una fosa,
caiga en la fosa que hizo;
recaiga su maldad sobre su cabeza,
baje su violencia sobre su cráneo.
Yo daré gracias al Señor por su justicia,
tañendo para el nombre del Señor Altísimo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dios es un juez que salva a los rectos de corazón.
TERCIA
LECTURA BREVE Rm 1, 16-17
Yo no me avergüenzo del Evangelio: es la fuerza de salvación de Dios para todo el que cree, primero para el judío, pero también para el griego. Porque en él se revela la justicia salvadora de Dios para los que creen, en virtud de su fe, como dice la Escritura: «El justo vivirá por su fe.»
V. A toda la tierra alcanza su pregón.
R. Y hasta los límites del orbe su lenguaje.
SEXTA
LECTURA BREVE 1Ts 2, 2b-4
Tuvimos valor -apoyados en nuestro Dios- para predicaros el Evangelio de Dios en medio de fuerte oposición. Nuestra exhortación no procedía de error o de motivos turbios, ni usaba engaños, sino que Dios nos ha aprobado y nos ha confiado el Evangelio, y así lo predicamos, no para contentar a los hombres, sino a Dios.
V. Guardaron los preceptos del Señor.
R. Las normas y mandatos que les ordenó.
NONA
LECTURA BREVE 2 Tm 1, 8b-9
Toma parte en los duros trabajos del Evangelio, según la fuerza de Dios. Él nos salvó y nos llamó a una vida santa, no por nuestros méritos, sino porque dispuso darnos su gracia, por medio de Jesucristo.
V. Estad alegres, dice el Señor.
R. Porque vuestros nombres están inscritos en el cielo.
ORACIÓN
Señor y Dios nuestro, que elegiste a san Lucas para que nos revelara, con su predicación y sus escritos, tu amor a los pobres, concede, a cuantos se glorían en Cristo, vivir con un mismo corazón y un mismo espíritu y atraer a todos los hombres a la salvación. Por nuestro Señor Jesucristo.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
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