Liturgia de las horas

Hora Intermedia

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme. 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

HIMNO

¿Qué tengo yo, que mi amistad procuras?
¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,
que a mi puerta, cubierto de rocío,
pasas las noches del invierno a oscuras?
 
¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras,
pues no te abrí!; ¡qué extraño desvarío,
si de mi ingratitud el hielo frío
secó las llagas de tus plantas puras!
 
Cuantas veces el ángel me decía:
"Alma, asómate ahora a la ventana,
verás con cuanto amor llamar porfía"!
 
¡Y cuántas, hermosura soberana:
"Mañana le abriremos", respondía,
para lo mismo responder mañana!
 
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
por los siglos de los siglos. Amén.

SALMODIA

Ant. 1. Asegura, Señor, mis pasos con tu promesa.

Salmo 118, 129-136
XVII (Pe)
MEDITACIÓN DE LA PALABRA DE DIOS EN SU LEY
Amar es cumplir la ley entera (Rom 13, 10).

Tus preceptos son admirables,
por eso los guarda mi alma;
la explicación de tus palabras ilumina,
da inteligencia a los ignorantes;
abro la boca y respiro,
ansiando tus mandamientos.
 
Vuélvete a mí y ten misericordia,
como es tu norma con los que aman tu nombre;
asegura mis pasos con tu promesa,
que ninguna maldad me domine;
líbrame de la opresión de los hombres,
y guardaré tus decretos.
 
Haz brillar tu rostro sobre tu siervo,
enséñame tus leyes;
arroyos de lágrimas bajan de mis ojos
por los que no cumplen tu voluntad.

Ant. Asegura, Señor, mis pasos con tu promesa.

Ant. 2. Uno solo es el legislador y juez; tú, ¿quién eres para juzgar al prójimo?

Salmo 81
INVECTIVAS CONTRA LOS JUECES INICUOS
No juzguéis antes de tiempo; dejad que venga el Señor (1 Cor 4, 5).

Dios se levanta en la asamblea divina;
rodeado de ángeles, juzga:
"¿Hasta cuándo daréis sentencia injusta,
poniéndoos de parte del culpable?
 
Proteged al desvalido y al huérfano,
haced justicia al humilde y al necesitado,
defended al pobre y al indigente,
sacándolos de las manos del culpable".
 
Ellos, ignorantes e insensatos, caminan a oscuras,
mientras vacilan los cimientos del orbe.
 
Yo declaro: "Aunque seáis dioses,
e hijos del Altísimo todos,
moriréis como cualquier hombre,
caeréis, príncipes, como uno de tantos".
 
Levántate, oh Dios, y juzga la tierra,
porque tú eres el dueño de todos los pueblos.

Ant. Uno solo es el legislador y juez; tú, ¿quién eres para juzgar al prójimo?

Ant. 3. Llamé al Señor, y él me respondió

Salmo 119
DESEO DE LA PAZ
Estad firmes en la tribulación, sed asiduos en la oración (Rom 12, 12).

En mi aflicción llamé al Señor,
y él me respondió.
Líbrame, Señor, de los labios mentirosos,
de la lengua traidora.
 
¿Qué te va a dar o mandarte Dios,
lengua traidora?
Flechas de arquero,
afiladas con ascuas de retama.
 
¡Ay de mí, desterrado en Masac,
acampado en Cadar!
Demasiado llevo viviendo
con los que odian la paz;
cuando yo digo: "Paz",
ellos dicen: "Guerra".

Ant. 3. Llamé al Señor, y él me respondió

TERCIA

LECTURA BREVE Lv 20, 26

Sed para mí santos, porque yo, el Señor, soy santo, y os he separado de entre los pueblos para que seáis míos.

V. Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor.
R. El pueblo que él se escogió como heredad.

ORACIÓN

Padre óptimo, Dios nuestro, tú has querido que los hombres trabajemos de tal modo, que, cooperando unos con otros, alcancemos éxitos cada vez mejor logrados; ayúdanos, pues, a vivir en medio de nuestros trabajos, sintiéndonos siempre hijos tuyos y hermanos de todos los hombres. Por Jesucristo nuestro Señor.

SEXTA

LECTURA BREVE Sb 15, 1. 3

Tú, Dios nuestro, eres bueno, leal y paciente, y con misericordia gobiernas todas las cosas. La perfecta justicia consiste en conocerte a ti, y reconocer tu poder es la raíz de la inmortalidad.

V. Tú, Señor, eres Dios clemente y misericordioso.
R. Lento a la cólera, rico en piedad y leal.

ORACIÓN

Señor, tú eres el dueño de la viña y de los sembrados, tú el que repartes las tareas y distribuyes el justo salario a los trabajadores: ayúdanos a soportar el peso del día y el calor de la jornada sin quejarnos nunca de tus planes. Por Jesucristo nuestro Señor.

NONA

LECTURA BREVE Ba 4, 21b-22

Hijos, clamad al Señor: él os librará de la tiranía y de la mano de vuestros enemigos. Yo espero del Eterno vuestra salvación, del Santo me ha venido la alegría, por la misericordia que llegará pronto a vosotros de parte del Eterno, vuestro Salvador.

V.  Recuerda, Señor, tu ternura.
R. Y tu misericordia, que son eternas.

ORACIÓN

Tú nos has convocado, Señor, en tu presencia en esta misma hora en que los apóstoles subían al templo para la oración de la tarde: concédenos que las súplicas que ahora te dirigimos en nombre de Jesús, tu Hijo, alcancen la salvación a cuantos lo invocan. Por Jesucristo nuestro Señor.

CONCLUSIÓN

V. Bendigamos al Señor.  
R. Demos gracias a Dios.

Página web desarrollada con el sistema de Ecclesiared

Aviso legal | Política de privacidad