Liturgia de las horas

Vísperas

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.  

HIMNO

Al cielo vais, Señora,
allá os reciben con alegre canto;
¡oh, quién pudiera ahora
asirse a vuestro manto
para subir con vos al monte santo!
 
De ángeles sois llevada,
de quien servida sois desde la cuna,
de estrellas coronada,
cual reina habrá ninguna,
pues os calza los pies la blanca luna.
 
Volved los linces ojos,
ave preciosa, sólo humilde y nueva,
al val de los abrojos
que tales flores lleva,
do suspirando están los hijos de Eva.
 
Que, si con clara vista
miráis las tristes almas de este suelo,
con propiedad no vista
las subiréis de vuelo,
como perfecta piedra imán al cielo. Amén.

SALMODIA

Ant. 1. Maria ha sido llevada al Cielo y se alegran los ángeles, bendicen con alabanzas al Señor.

Salmo 121
LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN

¡Qué alegría cuando me dijeron:
"Vamos a la casa del Señor"!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.
 
Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,
 
según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David.
 
Desead la paz a Jerusalén:
"Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios".
 
Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: "La paz contigo".
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.

Ant. Maria ha sido llevada al Cielo y se alegran los ángeles, bendicen con alabanzas al Señor.

Ant. 2. La Virgen Maria ha sido elevada al cielo, donde el Rey de reyes tiene su trono de estrellas.

Salmo 126
EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS

Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.
 
Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
que comáis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!
 
La herencia que da el Señor son los hijos;
su salario, el fruto del vientre:
son saetas en manos de un guerrero
los hijos de la juventud.
 
Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
No quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.

Ant. La Virgen Maria ha sido elevada al cielo, donde el Rey de reyes tiene su trono de estrellas.

Ant. 3. Tú eres la mujer a quien Dios ha bendecido, y por ti hemos recibido el fruto de la vida.

Cántico Ef 1, 3-10
EL PLAN DIVINO DE LA SALVACIÓN

Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
 
Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos consagrados
e irreprochables ante él por el amor.
 
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
 
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
 
Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,
las del cielo y las de la tierra.

Ant. Tú eres la mujer a quien Dios ha bendecido, y por ti hemos recibido el fruto de la vida.

LECTURA BREVE 1 Co 15, 22-23

Si por Adán murieron todos, por Cristo todos volverán a la vida. Pero cada uno en su puesto: primero Cristo, como primicia; después, cuando él vuelva, todos los que son de Cristo.

RESPONSORIO BREVE

V. La Virgen Maria ha sido ensalzada sobre los coros de los ángeles.
R. La Virgen Maria ha sido ensalzada sobre los coros de los ángeles. 
V. Bendito el Señor que la ensalzó.
R. Sobre los coros de los ángeles.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. La Virgen Maria ha sido ensalzada sobre los coros de los ángeles.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Hoy la Virgen María sube a los cielos; alegraos, porque reina con Cristo para siempre.

MAGNÍFICAT Lc 1, 46-55
ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
 
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
 
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
 
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
 
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Hoy la Virgen María sube a los cielos; alegraos, porque reina con Cristo para siempre.

PRECES

Proclamemos las grandezas de Dios Padre todopoderoso, que quiso que todas las generaciones felicitaran a María, la madre de su Hijo, y supliquémosle, diciendo:
 
Mira a la llena de gracia y escúchanos.
 
Oh Dios, admirable siempre en tus obras, que has querido que la inmaculada Virgen María participara en cuerpo y alma de la gloria de Jesucristo, 
— haz que todos tus hijos deseen esta misma gloria y caminen hacia ella.
 
Tú que nos diste a María por madre, concede, por su mediación, salud a los enfermos, consuelo a los tristes, perdón a los pecadores, 
— y a todos abundancia de salud y de paz.
 
Tú que hiciste de María la llena de gracia, 
— concede la abundancia de tu gracia a todos los hombres.
 
Haz, Señor, que tu Iglesia tenga un solo corazón y una sola alma por el amor, 
 y que todos los fieles perseveren unánimes en la oración con María, la madre de Jesús.
 
Tú que coronaste a María como reina del cielo, 
— haz que los difuntos puedan alcanzar, con todos los santos, la felicidad de tu reino. 

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad  en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.

ORACIÓN

Porque te has complacido, Señor, en la humildad de tu sierva, la Virgen María, has querido elevarla a la dignidad de Madre de tu Hijo y la has coronado en este día de gloria y esplendor; por su intercesión, te pedimos que por el misterio de la redención nos concedas también el premio de tu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén. 

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