Vísperas
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
HIMNO
Pues que siempre tan amado
fuiste de nuestro Señor,
Santiago, apóstol sagrado,
sé hoy nuestro protector.
Si, con tu padre y con Juan
pescabas en Galilea,
Cristo cambió tu tarea
por el misionero afán.
A ser de su apostolado
pasas desde pescador.
Por el hervor del gran celo
que tu corazón quemaba,
cuando Cristo predicaba
aquí su reino del cielo,
«Hijo del trueno» llamado
fuiste por el Salvador.
Al ser por Cristo elegido,
por él fuiste consolado,
viéndole transfigurado,
de nieve y de sol vestido
y por el Padre aclamado
en la cumbre del Tabor.
Cuando el primero a su lado
en el reino quieres ser,
Cristo te invita a beber
su cáliz acibarado;
y tú, el primero, has sellado
con tu martirio el amor.
En Judea y Samaría
al principio predicaste,
después a España llegaste,
el Espíritu por guía,
y la verdad has plantado
donde reinaba el error. Amén.
SALMODIA
Ant. 1. El Señor llamó a Santiago y lo hizo su compañero, para enviarlo a predicar.
Salmo 116
INVITACIÓN UNIVERSAL A LA ALABANZA DIVINA
Alabad al Señor, todas las naciones,
aclamadlo, todos los pueblos.
Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre.
Ant. El Señor llamó a Santiago y lo hizo su compañero, para enviarlo a predicar.
Los salmos y el cántico se toman del Común de Apóstoles.
Ant. 2. Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan y se transfiguró delante de ellos.
Salmo 147
ACCIÓN DE GRACIAS POR LA RESTAURACIÓN DE JERUSALÉN
Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza;
hace caer el hielo como migajas
y con el frío congela las aguas;
envía una orden, y se derriten;
sopla su aliento, y corren.
Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.
Ant. Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan y se transfiguró delante de ellos.
Ant. 3. Tú fuiste, Santiago, el primero, entre los apóstoles, que derramaste tu sangre para fecundar la Iglesia. Aleluya.
Cántico Ef 1, 3-10
EL PLAN DIVINO DE LA SALVACIÓN
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante Él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.
Ant. Tú fuiste, Santiago, el primero, entre los apóstoles, que derramaste tu sangre para fecundar la Iglesia. Aleluya.
LECTURA BREVE 1Co 4, 15
Tendréis mil tutores en Cristo, pero padres no tenéis muchos; por medio del Evangelio soy yo quien os ha engendrado para Cristo Jesús.
RESPONSORIO BREVE
V. En esto conocerán todos
R. Que sois mis discípulos.
V. En que os amáis unos a otros.
R. Que sois mis discípulos.
V. Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
R. En esto conocerán todos que sois mis discípulos.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Astro brillante de España, apóstol Santiago, tu cuerpo descansa en la paz, tu gloria pervive entre nosotros. Aleluya.
MAGNIFICAT Lc 1, 46-55
ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Astro brillante de España, apóstol Santiago, tu cuerpo descansa en la paz, tu gloria pervive entre nosotros. Aleluya.
PRECES
Oremos, hermanos, a Dios, nuestro Padre, y pidámosle que, por intercesión del apóstol Santiago, proteja a nuestra nación y bendiga a todos los hombres; digamos:
Acuérdate, Señor, de tu pueblo.
Padre santo, tú que dispusiste que nuestra nación fuera protegida por el apóstol Santiago,
— concede a cuantos en ella moran ser fieles a su mensaje evangélico.
Padre santo, bendice a la Conferencia episcopal de nuestra nación y derrama tu Espíritu sobre nuestros obispos,
— para que con celo propaguen el mensaje apostólico.
Padre santo, haz que nuestros gobernantes y cuantos les asisten,
— gobiernen con rectitud y trabajen para el bien de todos.
Padre santo, derrama tu Espíritu sobre nuestro pueblo,
— para que todos vivamos en mutua comprensión y cumplamos con lealtad nuestros deberes cívicos.
Padre santo, tú que quisiste que el apóstol Santiago fuera el primero, entre los apóstoles, en gozar del reino de tu Hijo resucitado,
— concede a nuestros difuntos participar en esta misma gloria.
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
ORACIÓN
Dios todopoderoso y eterno, que consagraste los primeros trabajos de los apóstoles con la sangre de Santiago, haz que, por su martirio, sea fortalecida tu Iglesia y, por su patrocinio, España se mantenga fiel a Cristo hasta el final de los tiempos. Por nuestro Señor Jesucristo.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
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