Liturgia de las horas

Vísperas

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre
y por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

HIMNO

Nuestra Pascua inmolada, aleluya,
es Cristo el Señor, aleluya, aleluya.
 
Pascua sagrada, ¡oh fiesta universal!,
el mundo renovado
canta un himno a su Señor.
 
Pascua sagrada, ¡victoria de la cruz!
La muerte, derrotada,
ha perdido su aguijón.
 
Pascua sagrada,
¡oh noche bautismal!
 
Del seno de las aguas
renacemos al Señor.
 
Pascua sagrada, ¡eterna novedad!
Dejad al hombre viejo,
revestíos del Señor.
 
Pascua sagrada. La sala del festín
se llena de invitados
que celebran al Señor.
 
Pascua sagrada, ¡Cantemos al Señor!
Vivamos la alegría
dada a luz en el dolor.

SALMODIA

Ant. 1. Ahora se estableció el reinado de nuestro Dios y la potestad de su Cristo. Aleluya.

Salmo 19.
ORACIÓN POR LA VICTORIA DEL REY.
Cuantos invoquen el nombre del Señor se salvarán (Hch 2, 21).

Que te escuche el Señor el día del peligro,
que te sostenga el nombre del Dios de Jacob;
que te envíe auxilio desde el santuario,
que te apoye desde el monte Sión:
 
que se acuerde de todas tus ofrendas,
que le agraden tus sacrificios;
que cumpla el deseo de tu corazón,
que dé éxito a todos tus planes.
 
Que podamos celebrar tu victoria
y en el nombre de nuestro Dios alzar estandartes;
que el Señor te conceda todo lo que pides.
 
Ahora reconozco que el Señor
da la victoria a su Ungido,
que lo ha escuchado desde su santo cielo,
con los prodigios de su mano victoriosa.
 
Unos confían en sus carros,
otros en su caballería;
nosotrosinvocamos el nombre
del Señor, Dios nuestro.
 
Ellos cayeron derribados,
nosotros nos mantenemos en pie.
 
Señor, da la victoria al rey
y escúchanos cuando te invocamos.

Ant. Ahora se estableció el reinado de nuestro Dios y la potestad de su Cristo. Aleluya.

Ant. 2. Has asumido, Señor, el poder y comenzaste a reinar. Aleluya.

Salmo 20, 2-8. 14.
ACCIÓN DE GRACIAS POR LA VICTORIA DEL REY.
El Señor resucitado recibió la vida, años que se prolongan sin término (S. Ireneo).

Señor, el rey se alegra por tu fuerza,
¡y cuánto goza con tu victoria!
Le has concedido el deseo de su corazón,
no le has negado lo que pedían sus labios.
 
Te adelantaste a bendecirlo con el éxito,
y has puesto en su cabeza una corona de oro fino.
Te pidió vida, y se la has concedido,
años que se prolongan sin término.
 
Tu victoria ha engrandecido su fama,
lo has vestido de honor y majestad.
Le concedes bendiciones incesantes,
lo colmas de gozo en tu presencia:
porque el rey confía en el Señor
y con la gracia del Altísimo no fracasará.
 
Levántate, Señor, con tu fuerza,
y al son de instrumentos cantaremos tu poder.

Ant. Has asumido, Señor, el poder y comenzaste a reinar. Aleluya.

Ant. 3. Que te sirva toda la creación, porque tú lo mandaste, y existió. Aleluya.

Cántico Ap 4, 11; 5, 9-10. 12.
HIMNO A DIOS CREADOR.

Eres digno, Señor Dios nuestro, de recibir la gloria,
el honor y el poder,
porque tú has creado el universo;
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.
 
Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y por tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes
y reinan sobre la tierra.
 
Digno es el Cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría,
la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza.

Ant. Que te sirva toda la creación, porque tú lo mandaste, y existió. Aleluya.

LECTURA BREVE 1 Pe 2, 4-5

Acercándoos al Señor, la piedra viva desechada por los hombres, pero escogida y preciosa ante Dios, también vosotros, como piedras vivas, entráis en la construcción del templo del Espíritu, formando un sacerdocio sagrado, para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por Jesucristo.

RESPONSORIO BREVE

V. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya.
R. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya.
V. Al ver al Señor.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre. Aleluya.  

MAGNÍFICAT Lc 1, 46-55.
ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
 
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
 
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
 
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
 
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre. Aleluya. 

PRECES

Aclamemos alegres a Cristo, que después de ser sepultado en el seno de la tierra resucitó gloriosamente a una vida nueva, y digámosle confiados:

Rey de la gloria, escúchanos.

Te rogamos, Señor, por los obispos, los presbíteros y los diáconos: que sirvan con celo a tu pueblo
— y le conduzcan por los caminos del bien.

Te rogamos, Señor, por los que sirven a la Iglesia con el estudio de tu palabra:
— que escudriñen tu doctrina con pureza de corazón y deseo de adoctrinar a tu pueblo.

Te rogamos, Señor, por todos los fieles de la Iglesia: que combatan bien el combate de la fe,
— y, habiendo corrido hasta la meta, alcancen la corona merecida.

Tú que en la cruz clavaste y borraste el protocolo que nos condenaba,
— destruye también en nosotros toda clase de esclavitud y líbranos de toda tiniebla.

Tú que al bajar al lugar de los muertos abriste las puertas del abismo,
— recibe a nuestros hermanos difuntos en tu reino.

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad  en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. 

ORACIÓN 

Señor, tú que por la resurrección de Jesucristo nos has engendrado de nuevo para que renaciéramos a una vida eterna, fortifica la fe de tu pueblo y afianza su esperanza, a fin de que nunca dudemos que llegará a realizarse lo que nos tienes prometido. Por nuestro Señor Jesucristo.

CONCLUSIÓN 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

Página web desarrollada con el sistema de Ecclesiared

Aviso legal | Política de privacidad