Liturgia de las horas

Vísperas

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. 

HIMNO

Padre y maestro espiritual, pastor
de la mirada que penetra en Dios,
salva mi mente en tu hontanar de luz.
 
Padre de España, fortifícame
en la sabiduría del Señor;
dame la ciencia de la eternidad.
 
Abre, Isidoro, la prisión mortal
de las tinieblas; resucítame
en el deslumbramiento del amor.
 
Hazme palabra y resplandor en ti;
salva mi lengua y mi ceguera en ti;
hazme vivir y comprender en Dios.
 
Por Jesucristo, que reposa en ti,
enarbolado en Sacramento: Dios,
pan y alegría de mi juventud. Amén.

SALMODIA

Ant. 1. En caso de que alguno de vosotros se vea falto de sabiduría, que se la pida a Dios, que da generosamente. Aleluya.

Salmo 14
¿QUIÉN ES JUSTO ANTE EL SEÑOR?

Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda
y habitar en tu monte santo?
 
El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua,
 
el que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor,
 
el que no retracta lo que juró
aún en daño propio,
el que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
 
El que así obra nunca fallará.

Ant. En caso de que alguno de vosotros se vea falto de sabiduría, que se la pida a Dios, que da generosamente. Aleluya.

Ant. 2. Mi señor es prudente como el ángel de Dios, sabe todo cuanto sucede en la tierra. Aleluya.

Salmo 111
FELICIDAD DEL JUSTO

Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita.
 
En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad es constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.
 
Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos.
El justo jamás vacilará,
su recuerdo será perpetuo.
 
No temerá las malas noticias,
su corazón está firme en el Señor.
Su corazón está seguro, sin temor,
hasta que vea derrotados a sus enemigos.
 
Reparte limosna a los pobres;
su caridad es constante, sin falta,
y alzará la frente con dignidad.
 
El malvado, al verlo, se irritará,
rechinará los dientes hasta consumirse.
La ambición del malvado fracasará.

Ant. Mi señor es prudente como el ángel de Dios, sabe todo cuanto sucede en la tierra. Aleluya.

Ant. 3. Los pueblos proclaman su sabiduría, y la asamblea pregona su alabanza. Aleluya.

Cántico Ap 15, 3-4
CANTO DE LOS VENCEDORES

Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!
 
¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.

Ant. Los pueblos proclaman su sabiduría, y la asamblea pregona su alabanza. Aleluya.

LECTURA BREVE St 3, 17-18

La sabiduría que viene de arriba ante todo es pura y, además, es amante de la paz, comprensiva, dócil, llena de misericordia y buenas obras, constante, sincera. Los que procuran la paz están sembrando la paz; y su fruto es la justicia.

RESPONSORIO BREVE

V. En la asamblea le da la palabra. Aleluya, aleluya.
R. En la asamblea le da la palabra. Aleluya, aleluya.
V. Lo llena de espíritu, sabiduría e inteligencia.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En la asamblea le da la palabra. Aleluya, aleluya.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. El Señor dio a Isidoro sabiduría y ciencia y el poder de discernir, y le reveló honduras y secretos. Aleluya.

MAGNÍFICAT Lc 1, 46-55
ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
 
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
 
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
 
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
 
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.  

Ant. El Señor dio a Isidoro sabiduría y ciencia y el poder de discernir, y le reveló honduras y secretos. Aleluya.

PRECES

Glorifiquemos a Cristo, enviado a los hombres como luz del mundo, y supliquémosle, diciendo:

Ilumina a tu pueblo, Señor.
 
Tú que por medio de san Isidoro iluminaste a la Iglesia de España,
— haz que los cristianos de nuestra patria resplandezcan por su virtud.
 
Tú que por medio de san Isidoro nos has llamado a vivir de una manera digna, buscando siempre tu beneplácito,
—  ayúdanos a dar fruto de buenas obras.
 
Tú que llenaste de espíritu de sabiduría e inteligencia a san Isidoro,
— haz que los hombres de ciencia, exploradores del universo y de la historia, caminen hacia la verdad, hasta llegar a ti.
 
Tú que fuiste el lote y la heredad de san Isidoro,
— No permitas que ninguno de los que fueron adquiridos por tu sangre esté alejado de ti.
 
Tú que hiciste de san Isidoro ministro de reconciliación,
— perdona a los pecadores sus delitos y admite a los difuntos en tu reino, para que puedan contemplar tu rostro.

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad  en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.  

ORACIÓN

SEÑOR, Dios todopoderoso,
tú elegiste a San Isidoro, obispo y doctor de la Iglesia,
para que fuese testimonio y fuente
del humano saber,
concédenos, por su intercesión, una búsqueda atenta
y una aceptación generosa de tu eterna verdad.
Por nuestro Señor Jesucristo.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén. Aleluya.

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