Liturgia de las horas

Hora Intermedia

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. 

HIMNO

No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido;
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
 
Tú me mueves, Señor; muéveme el verte
clavado en esa cruz y escarnecido;
muéveme el ver tu cuerpo tan herido;
muévenme tus afrentas y tu muerte.
 
Muéveme, al fin, tu amor, y en tal manera,
que, aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y, aunque no hubiera infierno, te temiera.
 
No me tienes que dar porque te quiere,
pues, aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera. Amén. 

SALMODIA 

Ant. 1. Antes de la fiesta de Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora, habiendo amado a los suyos, los amó hasta el extremo.

Salmo 118, 57-64
VIII (Heth)

Mi porción es el Señor;
he resuelto guardar tus palabras;
de todo corazón busco tu favor:
ten piedad de mí, según tu promesa;
he examinado mi camino,
para enderezar mis pies a tus preceptos.
 
Con diligencia, sin tardanza,
observo tus mandatos;
los lazos de los malvados me envuelven,
pero no olvido tu voluntad;
a media noche me levanto para darte gracias
por tus justos mandamientos.
 
Me junto con tus fieles,
que guardan tus decretos;
Señor, de tu bondad está llena la tierra;
enséñame tus leyes.

Ant. Antes de la fiesta de Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora, habiendo amado a los suyos, los amó hasta el extremo.

Ant. 2. Igual que el Padre me conoce a mí, yo conozco al Padre, y doy mi vida por mis ovejas.

Salmo 54
ORACIÓN ANTE LA TRAICIÓN DE UN AMIGO
Jesús empezó a sentir terror y angustia (Mc 14, 33).
I

Dios mío, escucha mi oración,
no te cierres a mi súplica;
hazme caso y respóndeme,
me agitan mis ansiedades.
 
Me turba la voz del enemigo,
los gritos del malvado:
descargan sobre mí calamidades
y me atacan con furia.
 
Se me retuercen dentro las entrañas,
me sobrecoge un pavor mortal,
me asalta el temor y el terror,
me cubre el espanto,
 
y pienso: "¡Quién me diera alas de paloma
para volar y posarme!
Emigraría lejos,
habitaría en el desierto,
 
me pondría en seguida a salvo de la tormenta,
del huracán que devora, Señor;
del torrente de sus lenguas".
 
Violencia y discordia veo en la ciudad:
día y noche hacen la ronda
sobre sus murallas;
 
en su recinto, crimen e injusticia;
dentro de ella, calamidades;
no se apartan de su plaza
la crueldad y el engaño.

Ant. Igual que el Padre me conoce a mí, yo conozco al Padre, y doy mi vida por mis ovejas.

Ant. 3. Para mí la vida es Cristo, y una ganancia el morir; yo he de gloriarme en la cruz de mi Señor Jesucristo.

II

Si mi enemigo me injuriase,
lo aguantaría;
si mi adversario se alzase contra mí,
me escondería de él;
 
pero eres tú, mi compañero,
mi amigo y confidente,
a quien me unía una dulce intimidad:
juntos íbamos entre el bullicio
por la casa de Dios.
 
Pero yo invoco a Dios,
y el Señor me salva:
por la tarde, en la mañana, al mediodía,
me quejo gimiendo.
 
Dios escucha mi voz:
su paz rescata mi alma
de la guerra que me hacen,
porque son muchos contra mí.
 
Dios me escucha, los humilla
el que reina desde siempre,
porque no quieren enmendarse
ni temen a Dios.
 
Levantan la mano contra su aliado,
violando los pactos;
su boca es más blanda que la manteca,
pero desean la guerra;
sus palabras son más suaves que el aceite,
pero son puñales.
 
Encomienda a Dios tus afanes,
que él te sustentará;
no permitirá jamás que el justo caiga.
 
Tú, Dios mío, los harás bajar a ellos
a la fosa profunda.
Los traidores y sanguinarios
no cumplirán ni la mitad de sus años.
Pero yo confío en ti.

Ant. Para mí la vida es Cristo, y una ganancia el morir; yo he de gloriarme en la cruz de mi Señor Jesucristo.

TERCIA

LECTURA BREVE 1 Tm 2, 4-6

Dios, nuestro Salvador, quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. Pues Dios es uno, y uno solo es el mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús, que se entregó en rescate por todos: éste es el testimonio en el tiempo apropiado.

V. Se humillaba voluntariamente.
R. Y no abría su boca.

ORACIÓN

Dios nuestro, que, para librarnos del poder del enemigo, quisiste que tu Hijo muriera en la cruz, concédenos alcanzar la gracia de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo.

SEXTA

LECTURA BREVE Rm 15, 3

Cristo no buscó su propia satisfacción; al contrario, como dice la Escritura: «Las afrentas con que te afrentaban cayeron sobre mí».

V.
 Él soportó nuestros sufrimientos.
R. Y aguantó nuestras rebeldías.

ORACIÓN

Dios nuestro, que, para librarnos del poder del enemigo, quisiste que tu Hijo muriera en la cruz, concédenos alcanzar la gracia de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo.

NONA

LECTURA BREVE Hb 9, 28

Cristo se ha ofrecido una sola vez para quitar los pecados de todos. La segunda vez aparecerá, sin ninguna relación al pecado, a los que lo esperan, para salvarlos.

V. Adoremos el signo de la cruz.
R. Por el que recibimos la salvación.

ORACIÓN

Dios nuestro, que, para librarnos del poder del enemigo, quisiste que tu Hijo muriera en la cruz, concédenos alcanzar la gracia de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo.

CONCLUSIÓN 

V. Bendigamos al Señor. 
R. Demos gracias a Dios.

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