Liturgia de las horas

Hora Intermedia

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. 

HIMNO

Pastor, que con tus silbos amorosos
me despertaste del profundo sueño,
tú me hiciste cayado de este leño
en que tiendes los brazos poderosos.
 
Vuelve los ojos a mi fe piadosos,
pues te confieso por mi amor y dueño,
y la palabra de seguir empeño
tus dulces silbos y tus pies hermosos.
 
Oye, Pastor, que por amores mueres,
no te espante el rigor de mis pecados,
pues tan amigo de rendidos eres.
 
Espera, pues, y escucha mis cuidados.
Pero ¿cómo te digo que me esperes,
si estás, para esperar, los pies clavados? Amén.

SALMODIA

Ant. 1. Han llegado los días de penitencia; expiemos nuestros pecados y salvaremos nuestras almas.

Salmo 118, 105-112
XIV (Nun)

Lámpara es tu palabra para mis pasos,
luz en mi sendero;
lo juro y lo cumpliré:
guardaré tus justos mandamientos;
¡estoy tan afligido!
Señor, dame vida según tu promesa.
 
Acepta, Señor, los votos que pronuncio,
enséñame tus mandatos;
mi vida está siempre en peligro,
pero no olvido tu voluntad;
los malvados me tendieron un lazo,
pero no me desvié de tus decretos.
 
Tus preceptos son mi herencia perpetua,
la alegría de mi corazón;
inclino mi corazón a cumplir tus leyes,
siempre y cabalmente.

Ant. Han llegado los días de penitencia; expiemos nuestros pecados y salvaremos nuestras almas.

Salmo 69
DIOS MÍO, VEN EN MI AUXILIO
¡Señor, sálvanos, que perecemos! (Mt 8, 25)

Dios mío, dígnate librarme;
Señor, date prisa en socorrerme.
Sufran una derrota ignominiosa
los que me persiguen a muerte;
 
vuelvan la espalda afrentados
los que traman mi daño;
que se retiren avergonzados
los que se ríen de mí.
 
Alégrense y gocen contigo
todos los que te buscan;
y digan siempre: "Dios es grande",
los que desean tu salvación.
 
Yo soy pobre y desgraciado:
Dios mío, socórreme,
que tú eres mi auxilio y mi liberación.
¡Señor, no tardes!

Ant. «Por mi vida —oráculo del Señor—, no quiero la muerte del pecador, sino que se convierta de su conducta y que viva.»

Ant. 3. Empuñando las armas de la justicia, hagámonos recomendables a Dios por nuestra paciencia.

Salmo 74
EL SEÑOR, JUEZ SUPREMO
Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes (Lc 1, 52).

Te damos gracias, oh Dios, te damos gracias,
invocando tu nombre, contando tus maravillas.
 
"Cuando elija la ocasión,
yo juzgaré rectamente.
Aunque tiemble la tierra con sus habitantes,
yo he afianzado sus columnas".
 
Digo a los jactanciosos: "No jactaros";
a los malvados: "No alcéis la testuz,
no alcéis la testuz contra el cielo",
no digáis insolencias contra la Roca.
 
Ni del oriente ni del occidente,
ni del desierto ni de los montes,
sólo Dios gobierna:
a uno humilla, a otro ensalza.
 
El Señor tiene una copa en la mano,
un vaso lleno de vino drogado:
lo da a beber hasta las heces
a todos los malvados de la tierra.
 
Pero yo siempre proclamaré su grandeza,
y tañeré para el Dios de Jacob:
derribaré el poder de los malvados,
y se alzará el poder del justo.

Ant. Empuñando las armas de la justicia, hagámonos recomendables a Dios por nuestra paciencia.

TERCIA

LECTURA BREVE Ez 18, 30b-32

«Arrepentíos y convertíos de vuestros delitos, y no caeréis en pecado. Quitaos de encima los delitos que habéis perpetrado y estrenad un corazón nuevo y un espíritu nuevo; y así no moriréis, casa de Israel. Pues no quiero la muerte de nadie –oráculo del Señor-. ¡Arrepentíos, y viviréis!»

V. Señor, crea en mí un corazón puro.
R. Renuévame por dentro con espíritu firme.

ORACIÓN

Penetrados del sentido cristiano de la Cuaresma y alimentados con tu palabra, te pedimos, Señor, que te sirvamos fielmente con nuestras penitencias y perseveremos unidos en la plegaria. Por nuestro Señor Jesucristo.

SEXTA

LECTURA BREVE Za 1, 3b-4b

«Convertíos a mí –oráculo del Señor de los ejércitos-, y me convertiré a vosotros – dice el Señor de los ejércitos-. No seáis como vuestros padres, a quienes predicaban los antiguos profetas: “Así dice el Señor: Convertíos de vuestra mala conducta y de vuestras malas obras”, pero no me obedecieron».

V. Aparta de mi pecado tu vista.
R. Borra en mí toda culpa.

ORACIÓN

Penetrados del sentido cristiano de la Cuaresma y alimentados con tu palabra, te pedimos, Señor, que te sirvamos fielmente con nuestras penitencias y perseveremos unidos en la plegaria. Por nuestro Señor Jesucristo.

NONA

LECTURA BREVE Dn 4, 24b

Expía tus pecados con limosnas, tus delitos socorriendo a los pobres, para que dure tu paz.

V. Mi sacrificio es un espíritu contrito.
R. Un corazón quebrantado y humillado tú no lo desprecias.

ORACIÓN

Penetrados del sentido cristiano de la Cuaresma y alimentados con tu palabra, te pedimos, Señor, que te sirvamos fielmente con nuestras penitencias y perseveremos unidos en la plegaria. Por nuestro Señor Jesucristo.

CONCLUSIÓN

V. Bendigamos al Señor.  
R. Demos gracias a Dios.

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