Liturgia de las horas

Hora Intermedia

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. 

HIMNO

Pastor, que con tus silbos amorosos
me despertaste del profundo sueño,
tú me hiciste cayado de este leño
en que tiendes los brazos poderosos.
 
Vuelve los ojos a mi fe piadosos,
pues te confieso por mi amor y dueño,
y la palabra de seguir empeño
tus dulces silbos y tus pies hermosos.
 
Oye, Pastor, que por amores mueres,
no te espante el rigor de mis pecados,
pues tan amigo de rendidos eres.
 
Espera, pues, y escucha mis cuidados.
Pero ¿cómo te digo que me esperes,
si estás, para esperar, los pies clavados? Amén.

SALMODIA

Ant. 1. Han llegado los días de penitencia; expiemos nuestros pecados y salvaremos nuestras almas.

Salmo 118, 81-88
XI (Kaf)

Me consumo ansiando tu salvación,
y espero en tu palabra;
mis ojos se consumen ansiando tus promesas,
mientras digo: "¿Cuándo me consolarás?"
Estoy como un odre puesto al humo,
pero no olvido tus leyes.
 
¿Cuántos serán los días de tu siervo?
¿Cuándo harás justicia de mis perseguidores?
Me han cavado fosas los insolentes,
ignorando tu voluntad;
todos tus mandatos son leales,
sin razón me persiguen, protégeme.
 
Casi dieron conmigo en la tumba,
pero yo no abandoné tus decretos;
por tu bondad dame vida,
para que observe los preceptos de tu boca.

Ant. Han llegado los días de penitencia; expiemos nuestros pecados y salvaremos nuestras almas.

Ant. 2. «Por mi vida —oráculo del Señor—, no quiero la muerte del pecador, sino que se convierta de su conducta y que viva.»

Salmo 60
ORACIÓN DE UN DESTERRADO
Oración del justo que espera la vida eterna (S. Hilario).

Dios mío, escucha mi clamor,
atiende a mi súplica;
te invoco desde el confín de la tierra
con el corazón abatido:
 
llévame a una roca inaccesible,
porque tú eres mi refugio
y mi bastión contra el enemigo.
 
Habitaré siempre en tu morada,
refugiado al amparo de tus alas;
porque tú, oh Dios, escucharás mis votos
y me darás la heredad de los que veneran tu nombre.
 
Añade días a los días del rey,
que sus años alcancen varias generaciones;
que reine siempre en presencia de Dios,
que tu gracia y tu lealtad le hagan guardia.
 
Yo tañeré siempre en tu honor,
e iré cumpliendo mis votos día tras día.

Ant. «Por mi vida —oráculo del Señor—, no quiero la muerte del pecador, sino que se convierta de su conducta y que viva.»

Ant. 3. Empuñando las armas de la justicia, hagámonos recomendables a Dios por nuestra paciencia.

Salmo 63
SÚPLICA CONTRA LOS ENEMIGOS
Este salmo se aplica especialmente a la pasión del Señor (S. Agustín).

Escucha, oh Dios, la voz de mi lamento,
protege mi vida del terrible enemigo;
escóndeme de la conjura de los perversos
y del motín de los malhechores:
 
afilan sus lenguas como espadas
y disparan como flechas palabras venenosas,
para herir a escondidas al inocente,
para herirlo por sorpresa y sin riesgo.
 
Se animan al delito,
calculan cómo esconder trampas,
y dicen: "¿quién lo descubrirá?"
Inventan maldades y ocultan sus invenciones,
porque su mente y su corazón no tienen fondo.
 
Pero Dios los acribilla a flechazos,
por sorpresa los cubre de heridas;
su misma lengua los lleva a la ruina,
y los que lo ven menean la cabeza.
 
Todo el mundo se atemoriza,
proclama la obra de Dios
y medita sus acciones.
 
El justo se alegra con el Señor,
se refugia en él,
y se felicitan los rectos de corazón.

Ant. Empuñando las armas de la justicia, hagámonos recomendables a Dios por nuestra paciencia.

TERCIA

LECTURA BREVE Ap 3, 19-20

A los que yo amo los reprendo y los corrijo. Sé ferviente y arrepiéntete. Estoy a la puerta llamando: si alguien oye y me abre, entraré y comeremos juntos.

V. Señor, crea en mí un corazón puro.
R. Renuévame por dentro con espíritu firme.

ORACIÓN

Señor, Dios nuestro, que, por medio de los sacramentos, nos permites participar de los bienes de tu reino ya en nuestra vida mortal, dirígenos tú mismo en el camino de la vida, para que lleguemos a alcanzar la luz en la que habitas con tus santos. Por nuestro Señor Jesucristo.

SEXTA

LECTURA BREVE Is 44, 21-22

Acuérdate de esto, de que eres mi siervo. Te formé, y eres mi siervo, Israel, no te olvidaré. He disipado como niebla tus rebeliones; como nube, tus pecados: vuelve a mí, que soy tu redentor.

V. Aparta de mi pecado tu vista.
R. Borra en mí toda culpa.

ORACIÓN

Señor, Dios nuestro, que, por medio de los sacramentos, nos permites participar de los bienes de tu reino ya en nuestra vida mortal, dirígenos tú mismo en el camino de la vida, para que lleguemos a alcanzar la luz en la que habitas con tus santos. Por nuestro Señor Jesucristo.

NONA

LECTURA BREVE Ga 6, 7b-8

Con Dios no se juega: lo que uno siembre, eso cosechará. El que siembra para la carne, de ella cosechará corrupción; el que siembra para el espíritu, del Espíritu cosechará vida eterna.

V. Mi sacrificio es un espíritu contrito.
R. Un corazón quebrantado y humillado tú no lo desprecias.

ORACIÓN

Señor, Dios nuestro, que, por medio de los sacramentos, nos permites participar de los bienes de tu reino ya en nuestra vida mortal, dirígenos tú mismo en el camino de la vida, para que lleguemos a alcanzar la luz en la que habitas con tus santos. Por nuestro Señor Jesucristo.

CONCLUSIÓN

V. Bendigamos al Señor.  
R. Demos gracias a Dios.

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